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[Animación] Castlevania según Netflix: un comentario sobre la primera temporada


El siguiente texto contiene SPOILERS sobre la trama de la primera temporada de la adaptación de Castlevania.

Empezaré por sincerarme y reconocer que mi conocimiento de la franquicia Castlevania es muy superficial y viene de haber jugado un rato a un par de juegos (Symphony of the Night y Lords of Shadow, para más señas) sin haber llegado a completarlos. He estado documentándome en la red, pero tanto la cronología de la saga como el árbol genealógico de sus protagonistas me parecen sendos galimatías. Aunque no me falta interés, carezco de la paciencia y del tiempo necesarios para sumergirme en los numerosos juegos y asimilar en detalle su historia, su contexto y sus señas de identidad. Lo que me ha atraído a la serie de animación recién estrenada por Netflix no ha sido, por tanto, la veterana franquicia de Konami, sino el nombre de uno de los implicados en el proyecto: Warren Ellis, un escritor a quien respeto y que ha producido algunos cómics que considero esenciales para entender el panorama de las últimas décadas. Baste con mencionar títulos como The Authority, Planetary o Transmetropolitan para recalcar la importancia de este autor. Si bien es cierto que la serie ya tenía ganado cierto interés por mi parte al tratarse de una producción de animación, siendo como soy un gran aficionado a la animación tradicional, la presencia de Warren Ellis fue lo que terminó de decantar la balanza.

Pues bien, tras haber visto los cuatro capítulos que constituyen la primera temporada, no puedo estar más decepcionado respecto a la participación de Ellis en esta adaptación de Castlevania. El guión me ha parecido convencional y perezoso, además de carente de personalidad. Me ha resultado difícil adivinar las rasgos estilísticos que asocio al trabajo de este guionista más allá de las típicas frases malhabladas de su protagonista y de algún chiste subido de tono sobre fornicar con cabras. Por otro lado, el desarrollo de la historia es sumamente previsible, sin ningún giro sorprendente ni ninguna vuelta de tuerca que consiga subvertir las expectativas del espectador. Siendo Ellis un guionista al que le gusta retorcer los tópicos y añadir distintas capas de lectura a sus historias, esto es un tanto decepcionante. Imaginaba que se las habría ingeniado para introducir subrepticiamente una lectura social o política en un argumento en apariencia tan trivial como el de un cazavampiros enfrentado al vampiro por antonomasia. No ha sido el caso, desde luego.

Por si lo anterior fuera poco, esta versión de Castlevania contiene algunos recursos narrativos que me parecen mal empleados, en especial las elipsis del primer episodio. Una elipsis es un salto temporal que suprime de forma deliberada algunos acontecimientos de la narración con el objetivo de dejar al espectador intrigado y tratando de rellenar por sí mismo ese hueco. Bien empleado, este recurso asegura la sorpresa y potencia la implicación del receptor de la historia que se está narrando, pero para ser verdaderamente efectivo requiere haber establecido antes un contexto y haber proporcionado suficiente información previa al espectador para que el salto temporal no le resulte confuso. Es decir, que los personajes y su entorno deben haber sido introducidos de manera adecuada antes de saltar hacia adelante. Dicho de forma más sencilla: si apenas conocemos a un personaje, ¿por qué debería importarnos lo que le suceda en el futuro? Sólo un narrador torpe utilizaría una elipsis nada más iniciarse una historia, cuando aún no se ha presentado al espectador el marco en el que transcurren los sucesos narrados ni los personajes que son objeto de los mismos. Esto es justo lo que hace el primer episodio de Castlevania con el personaje de Lisa. Cuando apenas se ha presentado en la misma escena con la que arranca el capítulo (Lisa llegando al castillo de Drácula), el guión da un salto adelante en el tiempo y muestra su muerte en la hoguera. Puesto que aún no se ha visto qué es lo que hace que este personaje sea especial ni cuál es la influencia que ha tenido sobre Drácula, resulta muy difícil empatizar con ella y con la reacción del vampiro ante la muerte de su amada. Esto es una elipsis mal empleada que además fracasa en su intento de impactar al espectador: ¿por qué debería preocuparme ver que Lisa arde en la hoguera si apenas sé nada sobre ella?


El primer capítulo no había hecho más que empezar y ya me había encontrado con un problema narrativo impropio de Ellis. Fue la primera señal de alarma, pero no la última. La propia estructura de los capítulos me fue resultando cada vez más desastrosa a medida que avanzaba la temporada. Estos cuatro episodios carecen del ritmo que se espera de una serie de televisión, lo cual es evidente en sus poco inspirados finales. Esperaba al menos unos cliffhangers que supiesen atrapar al espectador, cosa que no he encontrado. El guión no parece haber sido escrito para ser dividido en cuatro capítulos consecutivos, sino que me ha parecido más propio de un largometraje que ha sido cercenado en cuatro segmentos de similar duración. Hay quién dirá que no importa si es una película o una serie, ya que se trata de una producción de Netflix y lo que se lleva hoy en día es verse todos los capítulos del tirón, pero en realidad hay una gran diferencia en cuanto a la narración que se espera de una película y la que se espera de una serie. Una buena serie debe ser consciente de su formato y hacer que los episodios que la conforman funcionen no sólo en su conjunto, sino también de forma individual. No es el caso de Castlevania, que funcionaría mejor como película individual que como serie.

Todo lo anterior me hace plantearme hasta qué punto ha llegado la implicación de Ellis en este proyecto animado. Sé que la adaptación de Castlevania llevaba bastante tiempo rumoreándose, por lo que es bastante posible que la producción pasase por diversas fases antes de alcanzar su forma final. Es probable incluso que parte del guión (o quizá hasta parte de la animación) estuviese ya realizado antes de que Ellis entrase a colaborar con el estudio. Si es así, el guionista tuvo que adaptarse a las circunstancias y trabajar con el pobre material con el que contaba. He leído que originalmente fue contratado para escribir el guión de una película, lo cual me encaja. El guión de estos cuatro episodios sería pues una simple revisión del guión para el largometraje con algún que otro arreglo. Quién sabe, puede que Ellis simplemente lo considerase un trabajo alimenticio y no le dedicase mucho tiempo ni esfuerzo. En cualquier caso, el resultado queda muy lejos de cualquiera de sus trabajos anteriores.

Nótese que no hablo de la calidad de la serie como adaptación de los videojuegos de Konami, ya que no me siento capacitado para ello. Sólo me he referido a su calidad narrativa, que es más bien escasa. Nos encontramos ante la típica historia de un héroe que se ha apartado de su camino y se presenta en un primer momento como alguien rudo y maleducado. El azar le lleva poco después a encontrarse con una mujer que le hace replantearse su postura moral y retomar su papel heroico. No es nada que no hayamos visto cientos de veces con anterioridad y ni siquiera destaca por ser una historia bien narrada. No sé hasta qué punto los personajes son fieles al material de partida, pero hasta dónde yo conozco la franquicia todos sus personajes son estereotipos bastante clásicos. Opino que hubiese resultado mucho más atractivo enfocar la historia de otra manera, por ejemplo narrándola desde el punto de vista del antagonista (Lords of Shadow hacía algo similar, de hecho). Desde mi punto de vista, esta serie habría ganado algunos puntos si en lugar de estar centrada en el cazavampiros Trevor Belmont hubiese estado narrada desde la perspectiva de Drácula. Como mínimo habría servido para que todo resultase un poco menos trillado.

Dejando la narrativa a un lado, hay que reconocer que la animación es modesta aunque cumplidora. Está claro que el estudio no ha contado con un amplio presupuesto y en algunas escenas esto es más que evidente. Puede percibirse el interés por reflejar la estética de los juegos y, de hecho, el diseño de los personajes parece bastante fiel al de sus contrapartidas pixeladas, lo cual es de agradecer. También hay algunas escenas que les han quedado bastante resultonas, en especial el combate final entre Trevor y Alucard (del que hablaré con más detenimiento en unos instantes). No obstante, el resultado final se queda dentro de la media. Series como Legend of Korra o la nueva Voltron (también disponible en Netflix) superan con creces lo visto en Castlevania, aunque una comparación directa sería injusta si tenemos en cuenta los presupuestos y el tamaño de los estudios responsables.


Lo que sí me ha disgustado de la animación es el uso del gore, que en lugar de emplearse para reforzar la contundencia de la ambientación parece usarse más bien para generar un impacto gratuito en el espectador. Quizá hubiese cumplido con su objetivo si no hubiese sido un gore tan... contenido, creo que es la palabra que mejor lo define. La serie cuenta con muchas imágenes de violencia explícita, sí, pero nunca "demasiado" explícita. Este es un gore tímido y temeroso de resultar escandalosamente excesivo, que guarda un decoro que no es necesario en una producción adulta. Esta es una historia sobre un cazavampiros que lucha contra demonios con su látigo, se supone que el propio Infierno se ha desatado sobre la tierra liberando sus peores horrores y no olvidemos que hablamos de una serie de animación, con todo el margen que eso proporciona a la hora de mostrar violencia. No entiendo que los animadores se hayan quedado a medio camino cuando podrían haber dado rienda suelta a la sangre, a los seres grotescos y a los desmembramientos más imaginativos. A saber si Konami o Netflix han tenido algo que ver en esto. 

En resumen, hasta ahora he comentado que el argumento es predecible, la narrativa es algo torpe, el toque de Warren Ellis es casi inexistente, la animación es del montón y el gore no es tan exagerado como podría ser. He sido bastante severo en mi valoración, pero lo cierto es que estos cuatro capítulos me han resultado bastante entretenidos. No sé cómo habrán sido recibidos por los aficionados a la franquicia, pero para alguien como yo, cuyo conocimiento sobre la saga de los Belmont es escaso, la serie supone una introducción interesante. Está lejos de ser una gran serie, desde luego; no sólo porque sus valores de producción son reducidos, sino porque le faltan imaginación, descaro y ganas de innovar. Esta versión transita por senderos bien conocidos por todos y sorprende más bien poco. En mi caso, aún con mi escaso conocimiento sobre los juegos, pude deducir que la chica perdida que Trevor busca en determinado momento iba a ser una hechicera de la familia Belnades y que el personaje misterioso que dormía bajo la ciudad iba a ser Alucard, el hijo de Drácula y Lisa. En ese sentido, la carencia de sorpresa me parece un punto negativo, aunque también puede verse como algo positivo: la serie ofrece nada más y nada menos que lo que se espera de un Castlevania. Es una adaptación fiel y competente, aunque no brillante, lo cual no es poca cosa en esta época de adaptaciones mediocres y poco respetuosas con su fuente original.

Personalmente, lo que consiguió ganarme después de todo fue el combate final del cuarto episodio. He tenido la impresión de que el personaje de Alucard es sin duda lo mejor de la serie pese al poco tiempo que tiene en pantalla. Puede que esto se deba a que es un tipo de personaje mucho más afín a mis gustos que Trevor o puede que me enamorase de la forma que han tenido los animadores de caracterizarlo, proporcionándole un estilo de esgrima caballeresco (Alucard lucha con un brazo a la espalda, como los esgrimistas), pero me ha parecido que tiene mucho más gancho que los otros dos protagonistas. Trevor Belmont, pese a sus ácidos diálogos (muy bien apoyados por el doblaje, por cierto), me parece muy plano. Sypha Belmades me gusta un poco más y creo que los animadores han encontrado una forma muy vistosa de plasmar su uso de la magia, aunque temo que su independencia inicial se acabe diluyendo y acabe destinada al rol de damisela en apuros en el futuro. En cualquier caso, Alucard roba la escena desde el momento en que aparece y relega a ambos a un segundo plano.


Para ir concluyendo este comentario, considero necesario indicar que el contenido que Castlevania empieza ofreciendo es algo pobre. Es un poco triste, pero habría que considerar que esta primera temporada no es más que un prólogo o incluso un episodio piloto. La historia introduce la amenaza de Drácula en el primer capítulo, pero los tres siguientes la dejan de fondo mientras se dedican a reunir a los tres aventureros que acudirán al castillo del señor de los vampiros a fin de derrotarle en la siguiente temporada. Así pues, el capítulo cuatro acaba de forma brusca con un final tan abierto que me ha resultado algo insatisfactorio pese a la introducción de Alucard. En definitiva, más que considerarla una temporada inicial habría que pensar en ella como en un entrante o un aperitivo; un aperitivo bastante escaso y algo insípido, sí, pero con posibilidad de mejorar su sabor en el futuro. Soy optimista respecto a la segunda temporada, que ya ha sido confirmada y doblará el número de capítulos. Si se trabaja un poco más el guión mientras la animación se mantiene competente se puede obtener un muy buen resultado. Hay un amplio margen para mejorar, sin duda, en especial en lo referente a la narrativa.

Mientras tanto, nos quedamos con una primera temporada que no aprovecha del todo su potencial y tiene algunos fallos, pero que también tiene algún momento memorable (el combate entre Trevor y Alucard, una vez más) y, en el fondo, se deja ver. Ojalá tenga éxito y, además de propiciar una continuación mucho más redonda, permita que otras producciones de animación similares obtengan la luz verde. Hoy en día la animación occidental está más enfocada al público infantil que a las audiencias adultas y las pocas propuestas adultas tienden mas hacia la comedia (Rick and Morty BoJack Horseman, entre otras) que hacia la fantasía, por no mencionar que las técnicas tradicionales están de capa caída ante la prominencia de la animación digital. Por todo ello, encontrarse con una serie de animación tradicional como Castlevania, por floja que sea, es un pequeño regalo. Esperemos que otras sigan su ejemplo y encuentren su sitio, ya sea amparadas por Netflix o por otras plataformas.

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